Para ayudaros a hacer la pregunta 4 y complementar los apuntes de clase y el libro.
Lo he encontrado en un blog interesante, por si queréis mirarlo http://profeblog.es/paco/category/nietzsche/
Actualidad de las tesis nietzscheanas
Vitalismo y existencialismo
Para muchos el existencialismo es una radicalización de la filosofía de la vida de
Nietzsche. El pensador alemán no reconoce finalidad alguna a la vida humana, las
distintas manifestaciones que toman las fuerzas de la vida, los resultados de su actuación,
no tienen ningún objetivo. La existencia (humana) posee un caracter gratuito y se desarrolla en absoluta libertad en una realidad que no es sino caos, multiplicidad, diferencia, variación y muerte. Algunas de las características del existencialismo que actualizan el pensamiento de este autor son:
- La existencia es entendida desde el individuo humano concreto existente, huyendo de principios esencialistas y universalistas. El modo de existir del humano es el «estar ahí», «estar en el mundo», el hombre esta abierto a las cosas y es en las cosas, existir es existir aquí (Heidegger).
- La existencia nunca es necesaria, sólo puede ser analizada en términos de posibilidad, el mundo es el campo abierto de mis posibilidades. El ser humano se hace a sí mismo, no hay una esencia humana, en todo caso esta es el existir y nada más (Heidegger, Sartre).
- En la elección de sus posibilidades el ser humano se hace a sí mismo en su libertad, la libertad es irrenunciable para él (Sartre)
- La línea mas coherente del existencialismo es atea. (Heidegger y Sartre). Dios es una proyección del hombre, el verdadero humanismo parte de la muerte de dios para dejar al hombre en la más absoluta libertad.
Crítica heideggeriana a la metafísica de la presencia
Nietzsche realizó una crítica a la metafísica estática y al conocimiento conceptual.
Para este autor, la conciencia se empeña inutilmente en fijar el movimiento, en anularlo
sustituyendo por conceptos el movimiento real de las cosas y produciendo una representación de lo vital que no puede ser verdadera, porque lo verdadero es la vida.
Pues bien, esta crítica ha tenido continuidad en el pensamiento de Heidegger en diferentes aspectos (crítica a la ciencia y a la técnica, concepción del pensamiento como hermenéutica…).En este apartado nos centraremos en la crítica que este autor, también
alemán, hace a la metafísica de la presencia.
Mediante el pensamiento de la diferencia ontológica -el corte insuprimible que hay entre el ente, lo manifiesto y presente, y el ser como ámbito de desvelación a partir del cual los entes pueden ser y manifestarse como tales- Heidegger muestra cómo la metafísica se ha conformado con lo presente (el ente), sus modos y su fundamento, dejando en el olvido su originación en el ser. De este modo, la historia de la metafísica no es sino el acontecer histórico del ser a partir de una sucesión de épocas que han supuesto un creciente olvido del ser.
Frente a esto, Heidegger propone una historia del ser (y no sólo del metafísico ente en
cuanto ente) que ponga de relieve justamente la perspectiva de la originación, de la proveniencia olvidada de aquel y deshaga la exclusividad de la presencia. No nos queda
más remedio, si queremos sobreponernos a ese olvido, que escuchar el “silencio desde el
que nos habla el ser”, reconocer que el ser, en el hecho mismo de enviar, se retrae, se ausenta, dejando que lo presente sea. (Esta nueva actitud ante la realidad la denomina un autor contemporáneo como Vattimo “hermenéutica de la escucha o hermenéutica colocante”).
Volviendo a Nietzsche: hemos de ir más allá de la representación de la vida (el ente
heideggeriano) para escuchar a la vida misma.
Hermenéutica
Esta corriente filosófica que se desarrolla durante el último tercio del siglo XX es deudora, como veremos, de la tesis nietzschiana de la muerte de Dios y de las consecuencias que se derivarán de ella.
Veamos primero qué debemos entender por hermenéutica y quienes pueden ser considerados hermneutas.
La hermenéutica fue primitivamente una técnica de interpretación de textos literarios, bíblicos y jurídicos. De una forma muy superficial podemos decir que la hermenéutica (interpretación) persigue la comprensión del sentido de un texto o una obra de arte. En su vertiente subjetivista (Scheleiermacher) esta comprensión se obtiene mediante la repetición del proceso creativo del autor de la obra de arte o texto para identificarse y congeniar con él. En su vertiente objetiva (Dilthey), la hermenútica persigue la comprensión de las objetivaciones de la vida, es decir los valores históricos y culturales que brotan de la vida y que han de ser de nuevo captadas mediante la vivencia (convivencia). De alguna manera, interpretar un texto supone estar abierto a la posibilidad de que el texto diga cosas diferentes a intérpretes diferentes , y sobre
todo, el convencimiento de que es imposible agotar su verdad.
Sólo con Heidegger la hermenéutica adquiere máxima hondura filosófica, aunque será con Gadamer con quien adquiera carta de ciudadanía filosófica. Son también representantes de esta corriente filosófica, en alguna medida, deconstructivistas como Rorty y Derrida.
¿Qué hay de nietzscheano en la hermenéutica?
La metafísica tradicional dió por supuesta la existencia de la objetividad (la verdad fundada en evidencias: las cosas son como son, y como tales se se muestran a la conciencia) y hasta llegó a afirmar la existencia de Dios como la mayor de esas objetividades.
A punto de acabar el siglo XX, Vattimo afirma que ésta es la época del final de la metafísica y son Nietzsche y Heidegger los pensadores que, a la vez que la han anunciado y comprendido, han abierto el horizonte para nuevas -es decir, no metafísicas- formas de pensar. La huella de Nietzsche se muestra en el anuncio que hace Zaratustra de la muerte de Dios y, con ella, la muerte de la verdad, del valor de los valores y la objetividad. La lógica consecuencia de esta disolución es la sentencia de Nietzsche según la cual “no hay hechos, sino interpretaciones”. Reconociendo que Dios es un embuste, se niega también el valor de la verdad, que sólo es, según Nietzsche, otro nombre de Dios.
Por otra parte, el mundo verdadero que se convierte en fábula en El crepúsculo de los ídolos no deja de hecho sítio a una verdad más profunda y digna de consideración; deja sitio al juego de las interpretaciones.Como afirmará Rorty en su libro La filosofía y el espejo de la naturaleza, la epistemología (lo que Nietzsche ha llamado metafísica estática o filosofía dogmática) suponía que era posible un acuerdo entre las diversas aportaciones a un discurso porque existía un fundamento objetivo. La hermenéutica, por el contrario, está abierta a la posibilidad de que no se alcance el acuerdo porque no existe tal fundamento objetivo. (inconmensurabilidad).
Posmodernidad
Gran parte del pensamiento de finales del siglo XX es deudor o heredero de los planteamientos de Heiddeger y, éste a su vez, como hemos demostrado anteriormente,
debe mucho a la lúcida crítica nietzschiana. Por tanto, hemos de concluir que en Niétzsche se encuentra en germen gran parte del pensamiento contemporáneo. Nos vamos a centrar ahora en la corriente conocida como posmodernidad.
Debido al origen común de sus fuentes (Nietzsche, Heidegger), la mayoría de los autores tienen algo de hermenéutas y algo de posmodernos.Como ya hemos dedicado un espacio a la hermenéutica, nos dedicamos ahora a tratar dos aspectos de la posmodernidad.
• El pensamiento débil (Vattimo):Según este autor, gran parte de la filosofía de los siglos XIX y XX presenta entre sus características la negación de estructuras estables de ser a las cuales el pensamiento debería atenerse para “fundarse” en certezas. Esta disolución se habría consumado en en la concepción heideggeriana
del ser como un “evento marginal, poco llamativo y de fondo”. De esta forma, el pensamiento consecuente con el legado de Nietzshe y Heidegger, no tiene más remedio que representarse el ser como “andeken”, rememoración. Esta rememoración no puede pensar el ser en sí, no puede representárselo ni hacerlo presente: eso es precísamente lo que hacía la metafísica que criticaron Nietzsche y Heidegger. El pensar que recuerda el (olvido del) ser recibe a éste ya como algo débil, declinante, que se despliega desvaneciéndose. Conclusión: ya no hay objetividad, ninguna verdad última sobre la que fundarse, sino aperturas históricas.
El ser se convierte en algo relativo a cada una de las aperturas históricas. Se ha consumado el trayecto nihilista, el ser ya no es lo que era: ya no tiene categorías fuertes como las causas primeras, la evidencia, la Idea objetiva.
Obviamente, el debilitamiento extremo de la noción de ser (el ser ahora es una realidad desfondada, frágil y cambiante) traerá como consecuencia un pensamiento también débil. Nietzsche y Heidegger no han sido en balde.
• Experiencia posmoderna de la verdad: La posmodernidad (que supone una quiebra del concepto absoluto de verdad segun la cual tan verdad es tu verdad como la mía, aunque sean contradictorias) mantiene una concepción nietzschiana y heideggeriana de la experiencia de la verdad: La verificación sólo puede llevarse a cabo en el interior de una apertura histórica heredada, frente a la evidencia objetiva que pretendía fijarse en conceptos, tan criticada por Nietzsche, se impone la localización desfondante del habitar que supone la necesidad del
consenso y la articulación crítica.(Pongámonos de acuerdo sobre lo que será considerado como verdadero y si ello no es posible expresemos nuestras discrepancias).
Filosofía de los valores
Con Nietzsche asistimos al desprestigio de los valores supremos. Los planteamientos del siglo XX con respecto a este tema pueden dividirse según la respuesta a la siguiente pregunta ¿Tienen las cosas valor porque las deseamos (subjetivismo) o las deseamos porque tienen valor (objetivismo)?
- Teorías subjetivistas: los valores carecen de realidad objetiva, es el hombre el que da valor a las cosas, y estas valen solo en la medida en que son apreciadas, deseadas, etc. Estas teorías son, en general, psicologistas, irracionalistas y relativistas: explican la creación de valores por procesos psicológicos (individuales o colectivos) de tipo sentimental (irracional); ello hace que las cosas sólo «valgan para aquellos que les conceden valor y en la medida que se lo conceden. Según R. B. Perry nada posee valor hasta que no se le presta interés, y ya que cualquier tipo de interés puede dirigirse hacia cualquier objeto no tiene sentido investigar que cualidades ha de tener un objeto para considerarlo valioso. Sartre defiende una posición muy individualista que parte de un ateismo consecuente: «Es muy incomodo que dios no exista, porque con él desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible», por lo que cada ser humano se encuentra solo con su libertad y con la obligación de crear sus propios valores. Ahora bien: «decir que nosotros creamos los valores no significa nada más que esto: la vida a priori no tiene sentido; le corresponde a cada uno darle sentido, y el valor no es sino ese sentido que se elige».
- Teorías objetivistas: Los valores son propiedades o características que están en las cosas. Por tanto son objetivos y no los inventa el ser humano, sino que los descubre en lo que le rodea, con lo cual se afirma la existencia de un ámbito de la realidad distinto de la naturaleza. Defendieron esta postura filosófos neokantianos, como Rickert, y otros ligados a la fenomenología de Husserl como N.Hartman, H.Reiner y, sobre todo, M. Scheler. Para Sheler el hombre se encuentra rodeado de un «mundo de valores». Los valores son esencias (cualidades, propiedades) que residen en las cosas. Son totalmente objetivos, el hombre los descubre y los reconoce. Están en las cosas pero son independientes de ellas ¿Cómo se descubren los valores? Por ninguna de las facultades del conocimiento, sino por una facultad específica de carácter emocional: la intuición sentimental. Cuando contemplamos una cosa la intuición sentimental nos hace descubrir en ella su valor. O, más bien descubrimos el conjunto de valores que residen en ella y que valores son superiores a otros.